lunes, 1 de febrero de 2016

Aplicaciones prácticas de la Energía


Desde hace algún tiempo vengo siendo muy consciente de que la medicina alopática sólo cubre un porcentaje muy reducido de las necesidades de salud de la población, en algunos casos y según que síntoma o enfermedad estemos tratando, es más o menos efectiva y me explico, si una persona sufre un accidente, lo más adecuado será trasladarle lo antes posible a un hospital donde los facultativos pertinentes, con los medios necesarios serán los profesionales que sin ningún tipo de dudas le pueden atender es ese momento y en muchas  ocasiones para este tipo de urgencias pueden hasta salvar vidas.
Pero con lo que no estoy tan de acuerdo es con la dependencia que una gran parte de la población tiene de este tipo de medicina, ya que ésta trata de curar los síntomas y muchas veces al eliminarlos a través de fármacos se está enmascarando realmente una enfermedad que luego nos dará la cara de forma más agresiva, otras veces sin saberlo el sistema médico tal y como está hoy día organizado, de la mano de las grandes farmacéuticas no hace otra cosa que cronificar las enfermedades, ya que al suministrar un producto químico a largo plazo está impidiendo que el cuerpo lo fabrique por si mismo y está atrofiando ciertas funciones del organismo.

Con esto, no estoy tratando de quitar importancia a lo que la medicina alopática es capaz de hacer, reconozco que tiene su función y su sitio y que es muy importante, lo que quiero subrayar es que es totalmente insuficiente y que al poner su foco en el síntoma y en la curación en lugar de en la salud integral, está tratando la salud de forma muy parcial y con unos resultados insuficientes.
Una cosa es curar y otra muy distinta es sanar, curar es silenciar un síntoma, pero sanar es algo mucho más profundo, es volver al estado de equilibrio y totalidad.