Desde hace algún tiempo vengo siendo
muy consciente de que la medicina alopática sólo cubre un porcentaje muy
reducido de las necesidades de salud de la población, en algunos casos y según
que síntoma o enfermedad estemos tratando, es más o menos efectiva y me explico,
si una persona sufre un accidente, lo más adecuado será trasladarle lo antes
posible a un hospital donde los facultativos pertinentes, con los medios
necesarios serán los profesionales que sin ningún tipo de dudas le pueden
atender es ese momento y en muchas ocasiones para este tipo de urgencias pueden hasta
salvar vidas.
Pero con lo que no estoy tan de
acuerdo es con la dependencia que una gran parte de la población tiene de este
tipo de medicina, ya que ésta trata de curar los síntomas y muchas veces al eliminarlos
a través de fármacos se está enmascarando realmente una enfermedad que luego
nos dará la cara de forma más agresiva, otras veces sin saberlo el sistema
médico tal y como está hoy día organizado, de la mano de las grandes
farmacéuticas no hace otra cosa que cronificar las enfermedades, ya que al
suministrar un producto químico a largo plazo está impidiendo que el cuerpo lo
fabrique por si mismo y está atrofiando ciertas funciones del organismo.
Con esto, no estoy tratando de quitar
importancia a lo que la medicina alopática es capaz de hacer, reconozco que
tiene su función y su sitio y que es muy importante, lo que quiero subrayar es
que es totalmente insuficiente y que al poner su foco en el síntoma y en la
curación en lugar de en la salud integral, está tratando la salud de forma muy
parcial y con unos resultados insuficientes.
Una cosa es curar y otra muy distinta
es sanar, curar es silenciar un síntoma, pero sanar es algo mucho más profundo,
es volver al estado de equilibrio y totalidad.