Cada vez somos más conscientes de lo importantes que son las emociones en nuestras vidas, una emoción puntual por sí misma no repercutiría en nuestro organismo más allá que ese experimentar, de esa sentir esa energía que nos impulsa a actuar en un determinado momento. El problema lo tenemos cuando esa emoción es negativa o no adaptativa y se mantiene en el tiempo, se repite frecuentemente o se combina con otras emociones que podríamos denominar negativas, ya que esas emociones, sentimientos, pensamientos y estados de ánimo asociados pueden ir causando un gran efecto en nuestro sistema nervioso y por ende en todo nuestro organismo y repercutiendo negativamente en nuestra salud, no os digo nada de cuando este tipo de emociones se mezclan con el estrés...¿la buena noticia? pues que igual que una emoción negativa puede perjudicar nuestro sistema inmune, una emoción positiva tiene el efecto contrario, es muy difícil cambiar una emoción negativa a través de un pensamiento, pues aunque nuestra amígdala que forma parte del sistema límbico, donde se generan las emociones y nuestro neocortex, donde tienen lugar los pensamientos están interconectados, el cambio emocional no puede tener lugar a través de un proceso racional de comprensión sino más bien generando una nueva respuesta emocional.
